Despierto, me ducho, desayuno y camino. La música acompaña mis pasos y evitan que mis parpados se abrasen. Un cigarro ameniza la eterna espero de una micro que solo pasa cuando uno esta caminando hacia el paradero. El viaje es lo mejor del día, las verdes calles de Las Condes, las imponentes oficinas de El Golf, el arcaísmo y los grises del centro. Pareciera que Escuela Militar, Tobalaba y Plaza Italia fuesen fronteras. Después de un largo día, cuando me disponga a volver, me consuela saber que seré un viajero de nuevo.
Este está muy bueno... me gustó mucho, es el tipo de lecturas que me gusta leer.
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