jueves, 5 de julio de 2012

Dunkel


Parecía como si Max tuviera que llenar el Sahara de agua, siempre se sentía así cuando debía rellenar formularios, sobre todo un domingo. Sentado mirando los papeles en blanco y la madera oscura del escritorio, no hallaba el deseo de inmortalizar la información de un muerto. Nunca le molestó ser el administrador de la funeraria de su padre, solo le molestaba tener que llenar su cabeza con nombres, edades y razones de defunción de gente que ya no existía. Max no entendía el aspecto espiritual de la sepultura, para él la belleza recaía en lo tangible. La madera de pino oregón, castaño y raulí se fusionaban con claveles y gladiolos para hacer las más hermosas puertas al descanso. Sus clientes solo querían deshacerse de la carne tiesa y llorar un tiempo, ver la palida cara, vestirse de negro e irse sin imaginar como los gusanos se darán un banquete con su ser querido.
-Solo viendo cuerpos inertes cada día se aprende lo fácil que es perecer- dijo Max en voz alta, sin nadie en su oficina, como declarandole al aire espeso que lo rodeaba, que la obra que el hacía tenía consecuencias permanentes en la vida de uno.
-¿Dijiste algo papi?- Sonó la voz de Lisa detrás de la puerta de caoba.
-Estaba pensando en voz alta hija… Dejame terminar mis papeleos y me acompañas a hablar con Herr Bachmeier-
-¿Veremos a mama?
-No lo creo hija, pero si deseas podemos dejarle una rosa- Dijo Max con la voz apagada, mientras miraba los papeles en blanco apoyando la cabeza en su mano. Lisa no respondió y Max pudo oirla corriendo por la oficina, jugando, mirando…
-Siempre ha sido una niña curiosa y alegre, pero me gustaría que no se alejara siempre de mi sin decirme nada- pensó el y se forzó a posar su pluma sobre el formulario y comenzar a dejar un registro de lo irrelevante e inexistente, del cuerpo que dejó algún anciano en este mundo. No le gustaba mucho la idea de ir a dejarle flores a su esposa, aún le dolía pensar en ella. Nunca se quisieron mucho, ella era un tanto mediocre y no disfrutaba de muchas cosas.

Las calles eran frías y grises en Ahrensburg, los cielos eran raramente celestes y cada otoño parecía que los arboles permanecían más tiempo sin hojas. Mientras Max caminaba mirando como sus pies dejaban atrás la eterna calzada, escuchaba a Lisa saltando y jugando a su alrededor.
-Quedate cerca Lisa, no quiero que te pierdas- le dijo con la voz imperativa de un padre, pero al no escuchar una inmediata respuesta de su pequeña hija, levanto la mirada y la buscó a su alrededor. Solo estaban los grises contrastes, las tiendas cerradas y los esqueleticos arboles sin hojas. La angustia comenzo a trepar desde su pecho hasta sus sienes, como garras de gato desgarrando en su trayecto, hasta que fue tanta la desesperación que desde lo profundo de su pecho, Max gritó:
-¡Lisa! ¡LISA!, ¡¿Dónde estas?! ¡Ven aquí ahora mismo!-
Imágenes de la muerte de su esposa, de los meses de duelo y perdida comenzaron a revolver su cabeza. Lisa era todo lo que le quedaba, sus manitos de niña joven y su sonrisa inocente eran lo que hacía que el se levantara cada día a atender a los portavoces de muertos. Comezó a correr desesperado en busqueda de su pequeña, en la intersección de esa cuadra una mujer anciana iba pasando con una biblia en su mano, probablemente fuera a la iglesia.
-¿Ha visto a una pequeña rubia de ocho años, vistiendo una chaqueta negra?- Le preguntó dejando escapar toda su desesperación en sus palabras.
-No he visto a nadie desde que he salido de mi hogar a unas pocas cuadras de aquí, lo lamento- Dijo la señora, y se apuró a continuar su camino, demostrando una apatía e indeferencia un tanto tipica de la gente de Alemania del norte.
-Aquí estoy papi- Escuchó detrás de sí mientras veía a la señora alejarse y luego dio vuelta su mirada para encontrar a su pequeña Lisa detrás de el.
-¡Demonios! ¡¿Dónde estabas, quieres matarme de un susto?!- La rabia y el miedo se mezclaban en la garganta de Max al reprender a su hija, el logró aceptar la perdida de su esposa, pero jamas sería capaz de aceptar el abandono de su hija.
-Estaba persiguiendo a una ardilla papa, perdoname- Dijo Lisa con los ojos llorozos y la voz quebrando.
-Esta bien Lisa, sabes que me enojo por que te quiero. Perderte sería perder mi vida- Dijo eso mientras pensaba en la anciana, ¿Cómo es posible que no haya visto a la niña?, su cabello rubio resalta entre los grices de la calle.

Max y Lisa llegaron al cementerio “Neues Erde”, Lisa caminó en silencio el camino restante, casi como si no estuviera ahí. Max pensó lo ausente que era ella cuando no estaba saltando y riendo. Entraron al enorme parque y se dirijeron a la caseta del administrador.
-Quedate cerca Lisa, no tardaré mucho- Le dijo Max mirandola fijo a los ojos, atesorando esas cuencas celestes. Ella no dijo nada, soltó la mano de su padre y partió corriendo a jugar en los arboles cercanos.
Tocó la puerta de la caseta, la cual decía “Herr Bachmeier, Administrador”, quería entregarle los formularios para los funerales de la semana rapido y volver a su hogar a acostar a Lisa. No hubo respuesta, entonces Max tocó de nuevo y con más fuerza, pero aún no había respuesta.
-¡Maldición! Siempre es lo mismo, cada domingo este viejo gordo se va a beber mientras su mujer esta en la iglesia.- Dijo Max con rabia.
-¡Lisa, nos vamos a casa de una vez!- Max ya estaba acabado, sentía el abandono de todas las personas de su vida apuñalandolo. Incluso el gordo, ebrio y senil administrador del cementerio era incapaz de estar ahí para el, nisiquiera para aspectos laborales. Max dio vuelta su cabeza para buscar los rizos platinos de su hija, y sintió la angustia tomarlo por el cuello cuando nuevamente se encontró con un paisaje de colores que se funden, sin dar señales de su niña.
-No denuevo, porfavor no denuevo. ¡Lisa! ¡LISA! ¡LISAAAAAA! ¿Qué voy a hacer con esta niña, por que siempre se va de mi lado?-
Max comenzó a correr, sus pies daban fieros golpes contra el suelo, fue tanto el miedo que botó su maleta con los formularios, no importaba, solo importaba encontrar a Lisa. los ojos de Max comenzaron a humedeserce, no era pena, era angustia. Corrió a travez de las lapidas girando la cabeza rapidamente en busqueda de cualquier color o movimiento que no perteneciera a ese lugubre cementerio. Corrió sin parar, sin pensar en su cansancio, en su vida, en su soledad, corrió con la mente en blanco a la espera de cualquier señal de ella, sin encontrar nada. Cuando ya había pasado mucho tiempo y el cansancio era demasiado, comenzó a caminar, aún buscando a su hija. Reconoció el lugar por donde caminaba, era la zona del cementerio donde enterró a su esposa y a lo lejos divisó la tumba. Se acercó a la sucia lapida de su mujer, “Karla Schwarzstein, 1955 – 1987”. Era doloroso ver el apellido de Max al lado de ese nombre. El cansancio, el miedo, la rabia, la angustia, todo cesó por un segundo y Max se desplomó sobre sus rodillas frente al marmol de su mujer, se recostó de costado y sus ojos quedaron en frente de la lapida a la derecha de la de su esposa. En la lapida decía: “Lisa Schwarzstein, 1979 – 1987”.

Historia de la música


Actualmente conocida como República de Trova, este imperio dio origen a todos los músicos del mundo. El emperador de los trovadores (gente de Trova), ordenó que para identificar a cada individuo este debía componer una canción al convertirse en adulto, lo cual eran los quince años en los antiguos tiempos del imperio. Con esta “cedula de identidad” auditiva fue más fácil identificar a sus súbditos y hacer más fácil el trabajo de los soldados y guardias del rey de imponer la ley y traer seguridad a las frías y duras tierras trovadoras. Los sanguinarios soldados hacían sonar sus espadas contra criminales y gente que no tuviera su canción obligatoria, demostrando ser una herramienta muy útil para el control de inmigración y criminales. Durante siglos las canciones fueron plasmando las identidades de los trovadores, miles olvidadas, pocas recordadas. Como era tradición, el estilo e instrumentos utilizados para componer la identidad eran casi siempre herencia de los padres, y las familias comenzaron largas descendencias musicales. En los tiempos del imperio solo existían dos grandes familias: Los de Gregorio y la familia Clasic.
La familia de Gregorio, o también conocida como gregoriana, fueron una larga estirpe de sacerdotes y hombres de fe recluidos en monasterios e iglesias. Dados sus votos de pobreza inicial no contaban con instrumentos, por lo que sus canciones de identidad eran solo cantadas. Esta familia en sus principios eran extranjeros y no hablaban trovo (idioma oficial de Trova), lo cual explica porque en sus cantos las vocales se extienden tanto, ya que al desconocer el idioma se limitaban a entonar solo vocales y dejar que la imaginación de los guardias y soldados dieran sentido a lo que escuchaban. La familia Clásica, descendiente de la hermosa princesa Clásica, fueron la familia real de Trova durante la mayor parte de la historia. Reyes, príncipes, princesas, condes, duques… eran en su mayoría de esta familia de sangre azul. Dado su enorme poder poseían los más caros instrumentos del reino y el mayor conocimiento y practica de como manipularlos, lo cual daba lugar a hermosas creaciones instrumentales de la identidad de la realeza, sin embargo como ellos consideraban la voz una herramienta para guiar pueblos y dar órdenes, rara vez se les escuchaba cantar.  Hay historiadores que afirman que una porción de primos políticos de la princesa Clásica, tenían por tradición el canto y cuando el Duque Opér, se casa con la prima de la princesa, nació una estirpe de clásicos cantores, conocidos como opera.
Durante el imperio también habían pequeñas familias importantes como la familia Jazz, Folklor, Blues y Soul. Todas familias de enorme ascendencia e influencia en ciertas partes del imperio. La influencia del imperio fue decayendo mientras el resto de las familias influyentes fueron tomando cada vez más poder, mientras tanto la familia de Gregorio fue lentamente desapareciendo, quedando solo unos pocos. Cuando el mundo ya se encontraba en democracias, tecnología avanzada y totalitarismos, la tierra de Trova continuaba siendo una monarquía bajo el control de las familias influyentes, especialmente la familia de Jazz, Folklor y Blues. Los clásicos continuaban siendo la familia real oficial, sin embargo eran solo marionetas. Sin embargo no todo el país no podía continuar aislado de los progresos mundiales por siempre, a principios del siglo XX los jóvenes influenciados por las tecnologías e ideologías occidentales comenzaron a traer instrumentos eléctricos a la tierra de Trova, y en completa oposición con las tradiciones, los conservadores y la monarquía del país comenzaron a crear música propia, más simple, con un mensaje que se relacionaba más con los jóvenes, utilizando estos nuevos instrumentos para darle el sonido único que buscaban. El líder de este movimiento fue el héroe militar Pietro de Roll, quien luego de la guerra de la provincia de Country por su independencia de la influencia de la familia Folklor, fue condecorado con tres triángulos de oro (el mayor honor militar del ejército de Trova). Él fue el iniciador del movimiento el cual fue llamado en su honor “Rock & Roll”. Este grupo no tardó en crecer y en derrocar a las familias influyentes y a la obsoleta monarquía, para ser quienes dirigieron la tierra de Trova e instauraron la Republica de Trova, además de escribir su primera constitución democrática.
Pocas décadas de instaurada la república el partido demócrata Rock (único partido en ese tiempo de Trova), se sirvió de los grupos Metal para resguardar la estabilidad política de la Republica. Estos grupos mantenían la herencia estética de sus ascendientes vikingos (pelo largo, barba y una agresividad distintiva), pero eran lo más fieles creyentes de Pietro de Roll, llegando a eliminar los sonidos naturales de su música de identidad, dejando solo sonidos modernos y de instrumentos tecnológicos. Sin embargo durante la guerra fría (mediados del siglo XX) EE.UU entró en guerra con la república de Trova para derrocar el único partido que la gobernaba (lo cual parecía socialista para los americanos). Sin recibir mucho apoyo de la URSS, trova y su partido Rock cedieron ante las tropas estadounidenses, rindiéndose en 1944. En 1947 se llevan a cabo las primeras elecciones en las cuales gana un partido simpatizante con la influencia occidental neoliberalista, el partido Pop. Compuesto por jóvenes quienes construyeron sus canciones de identidad bajo la ocupación militar de EE.UU, este partido escribió una segunda constitución, impuso un régimen neoliberal y ayudó a que las tropas americanas se retiraran de la soberanía trovadora. Actualmente la republica sigue siendo gobernada por el partido Pop, pero con fuertes influencias de la coalición por los sonidos irreales (CPSI), también conocidos como Techno.
Durante todo este tiempo, los trovadores nunca han utilizado un documento de identidad, sino que han utilizado sus composiciones musicales para identificarse, y como bien podemos ver, esto ha definido su historia, política y lo seguirá haciendo. Sin embargo actualmente las viejas familias que solían ser influyentes luchan contra el fenómeno de Globalización, el cual reduce cada vez más el traspaso de su herencia musical. 

miércoles, 16 de mayo de 2012

Cristianos de mentira


Cristianos de mentira
Yo soy un ateo que ha leído la biblia, varias veces. Es extraño, ¿no? Un ateo leyendo la biblia, y no es que disfrute de la mitología judía de siglo primero (Si se ofenden, genial), sino que debo admitir que disfruto pasear mis ojos por esas paginas y encontrar tanta información que puedo utilizar a mi favor en un debate contra un cristiano. Y es increíble pensar que resulta tan incompatible una doctrina dogmática con la mente moderna, que el discurso cristiano es fundamentalista y absolutamente contrario y en perfecta desarmonía con el paradigma actual o es una “doctrina” llena de gente la cual no practica, y sus ideas coquetean con lo que su religión considera blasfemo.
Me explico, yo no culpo a los cristianos del siglo I por creer en Dios, desde su perspectiva y entendiendo un poco bajo que paradigma vivían ellos, parece completamente viable la vida de adoración y dogmas, al fin y al cabo, no había mucho en esos tiempos que no fueran adoración y dogmas (Las mismas realezas funcionaban de las misma manera). En cambio, hoy en día tenemos democracia, movilidad social, tecnología, progreso y por sobre todo CIENCIA. Así es cristianos, ciencia, su peor enemigo al cual han dañado, perseguido, quemado, colgado, asesinado… durante 2 milenios. ¿Cómo puede entonces operar una doctrina arcaica en una sociedad moderna? No puede, o se opone a ella y su mentalidad (solo busquen en YouTube por cristianos fundamentalistas, cierren los ojos e imaginen que escuchan una obra de teatro sobre la edad medieval, verán a lo que me refiero), o se transforma en lo que yo llamo “Cristianos de mentira”.
El cristiano de mentira es el ser inserto en la sociedad, no opositor al paradigma y de mentalidad moderna. Acepta la ciencia en su totalidad e incluso los más cristianos tienden a simplemente omitir las teorías que se contradicen con su religión. (Recordemos que el 93% de los miembros de la Academia nacional de ciencias de estados unidos, son ateos.)
Los cristianos de mentira son aquellos que creen en la ciencia, en la teoría de la evolución, del big bang, etc. Que muy raramente van a misa o rezan, nunca se confiesan, nunca tomas en conciencia sus pecados, ni cristo, ni dios, ni nada. Simplemente creen que “hay algo”, creen en la existencia de cristo pero no tienen respuestas ni claridad respecto a nada. Estos cristianos son únicos en su tipo, puesto que son ellos los que les dan la mayoría a los cristianos en el mundo. Si uno ve a los musulmanes, judíos, budistas, hinduistas… esa es gente que practica su religión, a diferencia de estos cristianos, que son cristianos cuando una encuesta relevante se lleva a cabo, para un matrimonio o funeral, pero durante todo el resto del año, son otro ser moderno más. En muchas discusiones con este tipo tan especial de cristianos, me he dado a cuenta (y repito esto es algo recolectado de mi experiencia) de que la gran mayoría le aterraría la sola idea de practicar el cristianismo “como se debe”. O sea, rezar antes de cada alimento y todas las noches, recordar cada pecado para luego confesarse y rezar los “padres nuestros” y “aves marías” correspondientes, ir todos los domingos y festivos religiosos a misa, evitar comer más allá de lo que uno requiera para alimentarse (gula), odiar a los homosexuales (Levítico 18 y 20), condenar a la gente que disfruta del sexo al infierno (corintios 6:9-10). En fin, la lista es infinita de las prácticas primitivas que conlleva ser cristiano PRACTICANTE. Esta es mi carta abierta a decirle a aquellos que no son cristianos practicantes, declárense creyentes, no cristianos. Ayúdenos a despojar a las instituciones cristianas de su riqueza y poder.

martes, 24 de abril de 2012

El desvelo del sueño


Ser, es frustrante. Los recuerdos más felices de mi vida son aquellos inexistentes, las imágenes del comienzo de esta, en las cuales la mente no registra nada en la memoria. Una mente consciente, pero con la capacidad de imaginar, es un castigo. La condena eterna de ser capaz de pensar en quien podríamos ser, pero saber lo que somos.
Cuando la soledad llena los espacios y los sentidos se vacían, solo queda la imaginación para desprenderse. Esta nos lleva a lugares maravillosos, donde nuestras capacidades son ilimitadas. Millones de veces he sido el mejor artista, he sido capaz de todo, he sido un escritor reconocido, dueño de mil empresas, incluso he viajado a otros mundos, a otros lugares. He creado planteas, ciudades, países, sistemas, gente. He complacido todos mis deseos y he enriquecido mis paisajes, solo para dar cuenta de que en realidad no he logrado nada.
No me planteo como un infeliz, pero si remarco la crueldad de ser capaces de siempre poder imaginarnos mas felices de lo que somos. Ejercitando esto, se me ha ocurrido lo que sería poder imaginar en un estado de inconciencia, sin saber lo que somos en realidad y que todos nuestros sentidos respondan a nuestros pensamientos. Poder ver ese cielo púrpura, poder acariciar los arboles de agua, poder saborear el azúcar que llueve, poder oler los perfumes de los truenos.
En su contraparte, quizás seríamos más felices si fuésemos seres consientes pero incapaces de imaginar. Quizás la felicidad sería un estado permanente, si no pudiésemos adormecer la mirada y ver que hay más allá de nuestros deseos. Es dura la vida de un ser que reconoce su existencia, pero trasciende de ella en pequeños sueños de los cuales somos diseñadores, solo para retornar al a imposibilidad de estos diseños.

domingo, 26 de febrero de 2012

Encuentro

Tenía los dedos de una artista, delicados y capaces de reconocer cada grano al acariciar la arena. Me sonrío y me miró fijo a los ojos como quien no le teme a un encuentro y pasó esos dedos lentamente por mi cuello. Todo en ella era un detalle, imposible ver sus facciones como un todo. En sus ojos fui capaz de ver el deseo mismo hecho tangible. Dedos de artista y ojos de actriz, cuerpo de diosa griega y la valentía del contacto a lo ajeno, ella lo tenía todo y aún más. Acaricié tímidamente su costado, haciendo un vaivén entre el puente de su cintura y cadera. La piel limpia y suave, sus cabellos desordenados alcanzando su espalda, se me hizo imposible evitar una pequeña sonrisa, ligera, casi imperceptible, claramente involuntaria. En ese cuerpo joven de ella habitaban todos mis deseos, en esa carne quise desenvolverme y rozar nuestras pieles. Y ahí seguía ella, acostada en la cama, desnuda. Su sonrisa ya se había desvanecido y sus dedos se movían ansiosos jugueteando, apoyados en sus cadera. Me levanté, me puse mis pantalones y mi camisa. Ella se levantó e imitó el acto de vestirse, como poniendo final a una orquesta de lujuria. Al dirigirme a la puerta ella me siguió por detrás y cuando di la vuelta para despedirme, ella me sonrió y bajo su mirada. Entendí lo que implicaba, saqué mi billetera, le pasé tres billetes, me despedí y me retiré de la habitación.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Humo

Maldito olor a tabaco, si mi ropa no estuviera tan impregnada con el olor a humo no tendría ganas de fumar, o probablemente sí, pero quizás menos. Claramente es en vano buscar el origen del problema, lo que debería estar buscando es una solución, un cigarro. Si tuviese un poco de tabaco podría llenar mis venas de nicotina y mi habitación de humo. Si el edén esta por sobre las nubes, mi paraíso esta bajo grises nubes de humo y con fuego en los labios. De tanto imaginarlo mis pulmones ya me están rogando caricias de manos grises, y mi cuerpo necesita el mareo de una calada.
Ya no puedo más, necesito un cigarro, un puro, un cigarrillo, una pipa, lo que sea, pero necesito nicotina.” Pensó angustiado, se levantó recorriendo su habitación con la mirada en búsqueda de dinero o algo, lo que sea que lo pudiese ayudar a conseguir tabaco. La habitación solo guardaba prendas de vestir y un par de especies sin valor. La oscuridad de la noche era interrumpida solo por una pequeña bombilla que iluminaba la vivienda. Se resignó y rindió su búsqueda, se dirigió a la puerta que lo separaba de la calle. “Seguramente alguien tendrá que estar pasando por la calle a estas horas, y quizás la suerte esté de mi parte hoy y ese alguien tenga algo con que llenarme los pulmones”. Abrió la puerta y salió a la calle, donde se sentó en una cuneta y miró hacia el cielo. No habían estrellas, y la luna debía estar detrás de algún edificio porque no la lograba encontrar.
A lo lejos divisó una silueta que se acercaba, y la sorpresa fue suya cuando vio a la silueta con un cigarro humeando en su mano. Se levantó alegre y se encaminó hacia la silueta. Era la silueta de una mujer, joven y de buen cuerpo, pero lo último que el miraba era su cuerpo. Cuando sus pasos se cruzaron el le vio la cara, una cara pálida de facciones pequeñas y suaves, su cara tenía una armonía increíble, una tranquilidad que solo se perdía en sus ojos celestes. Esos ojos eran los más bellos que había visto, y no por su color, sino porque parecían no pertenecer a esa cara tan lisa y ausente de expresión y alguna característica distintiva. “Disculpa que te moleste, pero te vi fumando a lo lejos y resulta que la noche me ha dejado sin tabaco para poder velarla ¿Serías tan amable de regalarme un cigarro?” Ella lo miro con esa inexpresiva cara, con esos dos ojos celestes similares a un mar caribeño en medio de una playa de arena blanca. Los segundos comenzaron a pasar y aun no había respuesta de ella, la expectativa de una negativa le destrozaba los nervios, pero su corazón se detuvo de alegría cuando vio una sonrisa en la cara de la mujer. “Si, claro” y la mujer abrió su cartera para sacar de adentro un cigarro que se le entregó a él. El se limitó a decir gracias y con la satisfacción de poder calmar un vicio, cosechado durante años, se dirigió a su habitación.
Una vez adentró y acostado en su cama, prendió el cigarro y comenzó a fumarlo lentamente, quería disfrutarlo, quería consumirlo completamente. Quería poder evitar que siquiera esa transparente hilera de humo, que se escapa de la punta del cigarro cuando este descansa en la mano, se desperdiciase. Cuando la brasa comenzaba a acercarse al filtro, comenzó a pensar en la mujer, era realmente bella.
Cuando el cigarro llego a su fin, le pego la ultima calada, se aseguró de que fuera especialmente profunda y placentera, y al apagar el cigarro, sintió deseos de poder correr detrás de la mujer, alcanzarla y preguntarle si quisiera pasar la noche con él, o quizás salir al día siguiente, o quizás preguntarle algo menos atrevido, como su nombre. Lo pensó bastante, ella estaba solo seis minutos de distancia, probablemente la alcanzaría si se lo proponía, pero prefirió no hacerlo, porque aunque ella valía salir corriendo en su búsqueda, él sabía que al alcanzarla, la angustia lo haría olvidarla y solo le pediría otro cigarro.

lunes, 3 de octubre de 2011

Mi opinión de las movilizaciones.

...Y ya más de medio siglo ha pasado desde esos grises días de violencia y descontento en Chile, y aquí nos encontramos siendo testigos de cómo los nietos de aquellos estudiantes lucharon contra el sistema capitalista que había fallado, trayendo miseria a sus hogares y descontento en sus calles, luchan ahora por causas diferentes, con métodos diferentes, pero con un móvil similar: Exigir cambios en el sistema para beneficiar a una mayoría, que ya por mucho tiempo se siente pisoteada por el móvil insertado en la sociedad de producir, generar y consumir. Este círculo de producción y consumo tomó como víctima a la sociedad, política y economía de Chile en los años '30, quienes vieron derrumbarse los pilares de su paradigma y se vieron obligados (los estudiantes) a luchar por derrumbar sus cimientos, para poder comenzar a reconstruir. Hoy vemos que aquellos pilares están abajo, pero los cimientos son los mismos, y hoy la educación es la que sufre de estos ideales insertados en el pensamiento contemporáneo, pasando de ser  una necesidad, incluso un derecho, a un simple producto, tal y como lo es un comestible en un supermercado. Las universidades dejaron sus promesas de instruir jóvenes mentes para levantar este país hacia un futuro mejor en sus cartas de presentación, y cambiaron la vocación de servicio público, por la remuneración económica de un servicio privado. Aranceles, sueldos y matriculas, hacen de las universidades y colegios empresas en las que inversores exigen ver resultados. Pero si fuésemos a pregúntale a un inversor de la educación, cuales son los resultados que el mira al final del año, este nos respondería en números, porcentajes y ganancias. Pero la imposibilidad e impotencia de los estudiantes esta en encontrar un inversor que vea su inversión crecer en profesionales de calidad, educación para todos, y el infinito placer de saber que su dinero está haciendo historia, está estrechando las brechas sociales de este país mediante la entrega de oportunidades igualitarias. Vemos en los años '30 la decadencia de nuestra sociedad, la violencia, las muertes, las ansias de cambio y el descontento y desconfianza con el sistema. Vemos lo mismo hoy en día, y solo nos queda preguntarnos ¿Será que han cambiado las caras, pero la lucha sigue siendo la misma?